Vengo
desde mis pasos desnudos,
a pintar sonrisas
cuando el sol rompa amaneceres,
a sostener tu anatomía
con el signo de amor marcado en mis labios.
Vengo
desde mi tierra de flores vivas
a darte mi ofrenda de amor
bendecida desde el altar de nuestro gran sueño.
Y es que,
tallaré de mil verbos tu alma,
con júbilo de pájaros blancos
sonrojados por la caricia del cielo.
Me quedaré en tu costado virgen
enredando poesías
en tu piel
y en tu carne.
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